martes, 30 de diciembre de 2014

LO QUE NO SE AGRADECE, SE PIERDE

En el saludo de fin de año de Cristina con los/as diputados/as del Frente Para la Victoria, la diputada Sandra Mendoza le dijo algo. Cristina lo repitió: 

https://www.youtube.com/watch?v=TrgGCDGnslU

Recordé esta frase -lo que no se agradece se pierde- mientras viajaba a San Juan, a agradecerle a la Difunta Correa por haberme cumplido con un pedido que le hice en junio de 2013: que Mauricio viniera a la Argentina: 



Salí el domingo 28 a las 6 de la mañana. Tenía una reserva en un hotel de la ciudad de San Juan para ese día, y pretendía llegar antes de que anocheciera. 

Me bajé el recorrido de Ruta0. Hasta San Luis, todo bien: derecho por la Ruta 7, no hay modo de equivocarse. Y como es una ruta llena de camioneros, se come rico y barato: En Vicuña Mackenna, 90 pé asado, tapa y ensalada, y un agua grande: 




Apostillas:

- las autopistas sanluiseñas no son tan maravillosas como las venden, están bastante ajaditas. 
- al entrar en San Luis, y luego al entrar en San Juan, te cobran 20 y 8 pesos respectivamente para que pases por un arco del que sale una lluviecita fina de algo que se supone combate la mosca de los frutos. En San Juan las gotitas eran tan pero tan diminutas que espero que ninguna eficacia contra alguna plaga dependa de esa ducha.



El empalme entre San Luis y San Juan (de la ruta 7 a la 147) está pésimamente señalizado, así que terminé siguiendo por la 7 en dirección a Mendoza. Me di cuenta después de andar unos 50 o 60 kilómetros,  busqué un modo de retomar (no había retornos, pero sí un lugar señalizado para camiones de un obrador), y volví para San Luis. Casi lloro, porque ya eran las 5 y pico de la tarde, y todavía me faltaban como 400 kilómetros... 

Volví, me metí en Juana Koslay. No era por ahí, retrocedí. Me dije: este es un momento ricotero. Puse mi CD de los Redondos a todo lo que daba, y pedí ayuda a una pareja en un auto sencillo. Me guiaron por un recorrido intrincado en el que había cartelitos que indicaban sucesivos desvíos y me pusieron prácticamente en camino. Pero me volví a perder y di varias vueltas sin saber para dónde agarrar... hasta que vi un micro que decía San Juan ¡y lo seguí! Al rato, maravillosamente, apareció un mojón: RN 147. Yeaaaa! 

Sabía que Caucete estaba antes de la ciudad de San Juan, y después de andar un largo rato, me pareció que me había pasado. No había un alma. Estacioné en la banquina, y le hice señas a un auto que salió de un camino. Paró un poco adelante, salí, descalza, y le pregunté al conductor si me había pasado de Caucete. No, me dijo, falta. Me dio indicaciones,  seguí viaje, llegué a San Juan, di mil vueltas al borde de la deshidratación, pregunté una y otra vez, hasta que finalmente encontré el Hotel Selby, en la calle Rioja (sur) 183. Subí, me bañé, fui a tomar un licuado de ananá, me compré un agua Villamanaos, vuelta al hotel, algo de River campeón, fin del día. 



Lunes 29: antes de irme a Caucete, caminé unas cuadras por la ciudad, mate en mano. Descubrí un banco que se merece estar en la galería de los más horribles: duro, incómodo, a pleno sol, y al lado de un tacho de basura gigante: 


Hacía mucho calor, así que después de unos mates en el único banco de la peatonal, marché para Caucete. Increíblemente, el ingreso al camino que lleva a Vallecito, donde está el santuario de la Difunta, no está señalizado, así que me volví a pasar. Un vecino y un motociclista me auxiliaron de nuevo, y finalmente ¡llegué! 




Elegí una foto de Mauricio sonriente y tirándome agua con la manguera,  la puse en una botellita con agua, con una cartita, y se lo dejé a un costadito a la Difunta. Imaginé su recorrido, por esa tierra seca y caliente, sin agua, y me pareció el modo más lindo de agradecerle: con alegría y frescura. No le dejé una vela, porque ese lugar caliente y negro donde se acumulan cientos de velas me pareció lo más lejano a lo que esa mujer desfalleciente por la sed y el calor podía necesitar. 









Después, compré tabla de madera para madre, mate para hijo, y bombo para nieto...  


...y comí pollo a la parrilla. Mientras comía, en el noticiero de Telefé pasaron estas noticias:

- 2 muertos por una pelea vecinal
- 1 muerto en una entradera
- detuvieron a la banda de la maza
- caso Melina, no hay más detenidos
- avión malayo desaparecido 
- ferry hundido en Grecia, 5 muertos
- CFK y su tobillo
- enojo de Randazzo por trenes pintados
- basura en la CABA

Casi me produce un shock venir escuchando Radio Nacional en su versión local, y las loas a la política sanjuanina, y contrastado con este catálogo de desgracias. 

Vuelta al auto, a rutear


Intenté conocer el Parque Nacional Sierra de las Quijadas, pero no había nadie...



Todo tranqui en la ruta, hasta que volví a ensartarme en el empalme con San Luis. Esta vez me avivé enseguida, vuelta a bajar de la Ruta 7, preguntar una y otra vez (la señalización, horrenda), y en camino de nuevo. De pronto, se oscureció todo...




Tuve miedo. El Suzukito se bamboleaba, llovía a cántaros, caían rayos, me crucé con dos camiones volcados... No sabía si parar o seguir. Tenía miedo de que entrara agua por abajo, por los costados, de que se inundara la ruta, de que hubiera un tornado. Fui en fila india detrás de camiones que sucesivamente se quedaron a la vera del camino. Así un rato largo, acompañándome otra vez con los Redondos, pronunciando mis palabras protectoras, hasta que apareció un peaje, y a pocos metros, una estación de servicio donde nos amontonamos autos, micros y camiones buscando techo y compañía. Paré un rato, vi autos arruinados por la piedra, cuando escampó decidí seguir. Al rato, un arco iris. 




Después, la noche, un hotel en Laboulaye para descansar, y una cena frugal pero con brindis




Durante parte del viaje pensé que si hubiera ido en avión, me salía más barato. Pero no hubiera conocido lugares preciosos y gente solidaria. No me habría enfrentado a un montón de situaciones difíciles, no hubiera llorado por equivocarme una y otra vez, no me hubiera emocionado por llegar al fin, No hubiera disfrutado de cantar a los gritos con Silvio, los Redondos, Nacha y Calamaro.

Así que estuvo bien, fue un hermoso viaje. Tanto como este lugar, entre San Juan y Caucete: 





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