sábado, 4 de enero de 2014

LOS 90 DE HAYDEE

El lunes 30 de diciembre se hizo un homenaje a Haydee Santamaría en la Casa de las Américas, en 3ra. y G. Antes de entrar al acto propiamente dicho, que era a las 3 de la tarde, pasamos por la Librería de la "Casa", que se llama Rayuela, motivo suficiente para que ya me caiga bien. Además, el señor que atiende es encantador. Cuando vio que llevaba a Mauricio a upa, me dijo que por qué no lo bajaba. Le dije que temía que tocara todo. Me dijo: tocará igual que hacen ustedes, para ver qué es, y luego lo dejará en su lugar. Todo con una sonrisa. Y remató: "Los niños nacen para ser felices", frase con la que me ganó definitivamente el corazón. Después me dijo que eso lo decía José Martí, el héroe máximo del pueblo cubano, el más amado, el indiscutible. Después pensé que esa frase es de la misma sencilla y profunda clase de la que dijo Evita: Los únicos privilegiados son los niños. Felices y privilegiados, así quisieron a los niños (y niñas, claro), Martí y Evita. 






Después, en medio del acto, en el que varios artistas leyeron poesías y hablaron sobre Haydee, entró un tipo de gorrita, dijo "buenas tardes", y cantó una canción bella y triste, dedicada al hermano de la homenajeada, que se llamaba Abel Santamaría. Lo mataron horriblemente los esbirros de Batista y después le arrancaron los ojos y se los mostraron a su hermana Haydee. Cuando el hombre de gorrita comenzó a cantar, dejé que Mauricio -cuya voz feliz y privilegiada se escucha por ahí- disfrutara de mi celular, un objeto semi prohibido para sus dedos furiosos, y me puse a grabar al tipo de gorrita que cantaba su canción para Abel y para Haydee.


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