viernes, 26 de julio de 2019

SI LO HUBIERA SOÑADO, NO LO HUBIERA PODIDO SOÑAR TAN HERMOSO









El 3 de abril de 2019 participé en una actividad hermosa en un lugar encantador. Las compañeras del proyecto Aula Vereda me invitaron a conversar con Darío Z sobre "Niñeces libres" en Hasta Trilce, un espacio que yo conocía apenas por haber ido una o dos veces. 

Desde allí, le mandé un audio a Rafael Solano, uno de los brigadistas de la Brigada del Café, protagonista de mi libro que en ese momento estaba por terminar de escribir. Le dije a Rafa que ese lugar podía ser ideal para presentar el libro, con su participación, con música revolucionaria, con algún "sketch". "Ya lo estoy maquinando", cerré el audio.  Rafa me dijo que sí en seguida, y lo empezamos a armar juntos. 

El 19 de abril fui a ver a Alejandro Balbis a Hasta Trilce, y seguimos pensando cómo sería, tres meses después, nuestra presentación. 

El 8 de mayo nos juntamos con el Rafa. Cuando llegó, yo estaba escuchando, como todas las tardes que estoy en mi casa, la radio. Y en la radio, a Pablo Caruso y el equipo de Que vuelvan las ideas, por la 750. Rafa también lo escuchaba, y me propuso que lo invitáramos a la presentación. Tardé un segundo en coincidir con él: no solo escucho a Pablo, sino que lo quiero, y a esta altura me siento partícipe indirecta del programa. Al día siguiente, 9 de mayo, en la presentación de Sinceramente en la Feria del Libro, me crucé con Pablo y le pregunté si no querría acompañarme en la de Brigadistas. Me dijo que sí, que con todo gusto, aunque no entendía bien por qué él. Le expliqué los motivos, y además le recordé que, al momento de decidirme a escribir, él había sido una de las personas a las que le había preguntado si le parecía un proyecto interesante (la respuesta, en el libro) 

Del 18 de abril tengo un archivo en la compu que se llama "Brigadistas final". Sin embargo, no lo fue. Desde ese día hasta el 23 de junio, junto con Alejandro Schmied corregimos una y mil veces el texto. Un día después fue a imprenta. 

A partir de entonces...  ansiedad. Incluso discutí con Ale, que es "mi" editor, pero sobre todo una persona que quiero entrañablemente. El libro se había vendido en preventa, unos doscientos ejemplares que nos permitieron pagar la impresión, y yo me había comprometido a que estuviera el 1/7, pero estuvo el 10/7, y a mí me parecía catastrófico, pero no pasó nada! Nadie se quejó, el libro estuvo hermoso y a tiempo para la presentación. Ese fin de semana pude alcanzarle uno a Pablo, que lo quería "físico", aunque ya lo tenía en pdf. 

Todo parecía marchar. 
Dos días antes, el miércoles 17, Pablo me dice que no llega a leerlo, y me pregunta si quiero que se baje. 
A mí, que soy propensa a la desmesura, se me cayó el mundo. Wasapes frenéticos de ida y vuelta, incluidos los "si te parece horrible, decímelo, todo bien" y "no me hagas llorar". Finalmente, Pablo terminó de leerlo, y me prometió, no solo que iba a venir, sino que iba a ser una tarde hermosa. 
Yo, que parezco tan racional a veces, cuando la gente que quiero me dice que todo va a estar bien, me convenzo fácil. También me lo dijo Rafa. Y Aníbal. Y mis dos pilares, Vivi y Lucía. Y Enzo. Y Juanca. Diego, otro entrañable mío, me dijo que todo iba a salir mal, que nada podía hacer para evitarlo, así que más vale me relajara. Y me hizo reír, y también me tranquilizó. Entonces me convencí que sí, que iba a estar bien. 

Pero no estuvo bien. 
Estuvo mejor que si lo hubiera soñado. Si lo hubiera soñado, no hubiera podido soñarlo tan hermoso
Escribo esto, y estoy llorando. 
De emoción, de alegría, de descarga, de extrañar un poco también ese viernes que pasó solo hace una semana, y que será irrepetible. 
Y que se completa con Juanca, Daniel y Lu en mi casa, antes y después de la presentación. 
Y con Garra, nuestro jefe, emocionado, diciendo cosas que hace años no escuchamos.
Y Aníbal, contando cómo fue que este libro que nos cuenta tomó forma. 
Y Lu, leyendo sus cartas.
Y Alfredo, haciéndonos reír a carcajadas.
Y Rafa, presentando y diciendo de qué se trataba ese encuentro, ese día, a 40 años de la Revolución que nos había juntado.

Y Tomás y Sebastián, cantando hermoso. 
Y Pablo, valorando pasado y presente, nuestras alas y nuestra alegría.
Y Diego y Ernesto, cantando conmigo.
Y todxs y cada unx, cada brigadista y cada persona amorosa de mi vida  y de nuestras vidas, allí.

El 21 de julio publiqué esto en fb:



Y aquí están las fotos maravillosas que sacó Alejandra Pina: 


Aquí, fotos y videos:


Aquí, más videos: 

La presentación del libro, la intervención de Jorge Garra y la lectura de una de sus cartas, por Lucía Viale: 


La intervención de Aníbal Tesini: 


Alfredo Laneri haciéndonos reír: 


Aquí, Pablo Caruso y su comentario, en dos partes: 



Aquí, lo que comentó Pablo el lunes 22 en su programa de radio: 


Y siguen pasando cosas hermosas: 



Gracias, con todo mi corazón.



jueves, 11 de julio de 2019

LA COCINA DEL AMOR. 3- TARTA MASCULINA

Ernesto: ¿De qué es esa tarta?
Yo: "La que hago siempre, Ernesto."
Ernesto: "¿Masculina?"

(12 de agosto de 1996, en la cocina de nuestra casa)

La tarta pascualina que disfrutábamos con mi hijo desde que era chiquito, y que él rebautizó una noche de invierno a sus cuatro años y medio, era una receta de mi abuela Carmen.

La seguí haciendo, la hago en el presente, y ha sumado fanáticxs: mi sobrina Cecilia la principal.

Es fácil:

Lavo un atado de acelga, la hiervo.
Salteo una cebolla, medio morrón, uno o dos ajitos, media zanahoria. Agrego la acelga hervida, escurrida y cortada chiquita. Apago el fuego enseguida, y agrego un huevo para ligar. Un poco de queso rallado, sal y pimienta.
Mientras, puse una tapa en una pizzera en el horno, para que se cocine apenas. Sobre ella pongo la mezcla de acelga, tres huevos duros cortados en rodajas, queso fresco también en rodajas, y si tengo, fetas de jamón. Tapo con el otro disco de pasta, y al horno.

Esos ingredientes son para tapas chicas, que estiro bien y coloco en una pizzera mediana. Para una grande (y si viene Ernesto a comer tiene que ser en esa), la cantidad de acelga se duplica (dos atados), los huevos son 4 o 5.

Y, por supuesto, si no hay acelga, se puede hacer con espinaca, o con kale, una verdura muy rica que me vino una vez en un bolsón de verdura orgánica. Y si no hay cebolla común puede ser de verdeo, también.

Ahora, si el invitado es #Hijo, los ingredientes NO PUEDEN VARIAR. Recuerdo una noche, él tendría menos de 10 años, y yo había comprado acelga de paquete, congelada, supongo que porque estaba apurada. La cociné sin dar aviso previo. El tipito la probó y dijo: "¿esta es la acelga de siempre?".
Debí confesar.
Digan cosas horribles de mí, me nefrega!