jueves, 27 de diciembre de 2018

CRÓNICA DE UN MEDIODÍA SOSPECHOSO

Es jueves 27 de diciembre, hace mucho calor. Al mediodía, termino de entrevistar a una compañera de la Brigada del Café para un -espero- cercano libro sobre aquella experiencia. 


Camino hacia el subte, desde Venezuela al 500. Me dirijo a la línea D para ir a retirar unos estudios médicos a la zona de Facultad de Medicina, pero antes chequeo los wasap. Uno, de una compañera abogada del equipo jurídico de Masacre en el Pabellón Séptimo, me hace cambiar de rumbo, así que voy hacia Avda. de Mayo al 700, a la sede del Ministerio Público Fiscal de la Nación, a ver si encuentro un incidente sobre nuestra causa. Antes de consultar, atiendo un llamado de Radio Rebelde AM 740, justamente sobre nuestro caso. Al finalizar, hago algunos llamados, y como tengo que esperar, me siento en un banco que está a metros de la sede del MPF. Hay una mujer y un muchacho también sentados. La mujer se levanta enseguida, es la vendedora de flores, el puesto está ahí nomás. Me saco fotos con mi cara de agotamiento, pero no me gustan. Reviso los wasap, el fb, hago tiempo porque una de las personas con las que me comuniqué, de una fiscalía, me dijo que la llamara en un ratito. Se levanta una brisa fresca, pienso que quizá llueva y deba salir rajando con mi vestidito, que el viento levanta de modo un poco indecente para una señora. 

Se acerca un policía, le pregunta al muchacho que tengo al lado: "¿Te sentís bien?". Sí, dice el pibe. "Ah, porque como tenías la cabeza así, agachada...", dice el cana. Me río por dentro, me suena a verso tanta preocupación. Soy bruja: a los minutos, vuelve el cana, esta vez a pedir documentos. En principio, al muchacho. Me meto, pregunto por qué, dice que enfrente está la Embajada de Israel, alude a los atentados. Digo que es absurdo: estamos sentados en un banco, en la vía pública, revisando nuestros celulares, no tienen por qué pedirnos documentos. El policía es correcto, alude a órdenes, etc. Me niego, se niega. Viene uno de civil, con malos modos, muestra una credencial a las apuradas, exige que me identifique. Le digo que soy abogada, que conozco mis derechos, que no tengo por qué mostrar nada. Llega una mujer de civil, se presenta verbalmente. 
Al rato, son cuatro de civil y cuatro de uniforme, incluyendo dos inspectores. Me comunico con todas mis listas de abogadxs, por si acaso. Pasa un compañero de la CTEP, solidariamente se ofrece a intervenir, me pone al habla con Nahuel Berguier, abogado. Un poco en broma  un poco en serio (supongo), me dice que podríamos llegar a la Corte para definir cuándo es legal pedir documentos. Quedamos en que si me detienen lo llame de nuevo. 

A esta altura ya escuchamos cosas como que "hubo una denuncia de la Embajada", "usted tiene una mochila", "si ven a alguien sentado dos horas ahí nos piden que lo identifiquemos", "para la Embajada ustedes son sospechosos". A esa altura, también, el compañero de banco muestra su DNI, me cuenta que es del interior, le preocupa el tiempo que puede llevar seguir oponiéndose. Cuando llega el inspector, le digo que solo le daré mi nombre, se lo doy. Me pide el número de documento, digo que no. Le iba a mostrar mi credencial de abogada, mientras le decía que esperaba las disculpas del cana de civil que había dudado de que lo fuera, cuando veo que ese mismo cana (foto), me estaba filmando. Me acerco, le digo por qué me filma, se da vuelta, lo filmo. 
No doy mi DNI. Me voy. 

Hace tres años, cuando este infierno macrista empezó, dijimos lo mismo que le dije hoy a los 10 canas que vinieron a rodearnos: que tiene que haber un motivo fundado para identificar a alguien. 
Y que estar sentadx, en un banco que está en la vereda, por el tiempo que sea, no es motivo. 
Que eso, identificar porque el banco está enfrente de una Embajada, o de lo que sea, nos acerca a tiempos de dictadura. 
Lo dijimos hace 3 años, lo mantenemos ahora: 


Abajo, foto del banco, del cana de civil y una filmación, posterior a la que él me hizo, y cuyo destino desconozco. 

Tengo miedo. 
No por mí, y también por mí. Por este país, lleno de policías, de ortibas, de sospechas, de entrega, de persecuciones sin sentido, de mentiras y de miseria que crece. 








2 comentarios:

  1. tremendo , la verdad me da miedo hemos perdido nuestros derechos y no respetan al pueblo

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  2. Es una porqueria lo que pasa.. hace unas noches estaba con una amiga comiendo unos sanwuches en una plaza.. en tandil.. y nos paso lo mismo.. no les dimos bola.. pero el mal momento no te lo sacas.. retrocedimos al 76

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