jueves, 11 de julio de 2019

LA COCINA DEL AMOR. 3- TARTA MASCULINA

Ernesto: ¿De qué es esa tarta?
Yo: "La que hago siempre, Ernesto."
Ernesto: "¿Masculina?"

(12 de agosto de 1996, en la cocina de nuestra casa)

La tarta pascualina que disfrutábamos con mi hijo desde que era chiquito, y que él rebautizó una noche de invierno a sus cuatro años y medio, era una receta de mi abuela Carmen.

La seguí haciendo, la hago en el presente, y ha sumado fanáticxs: mi sobrina Cecilia la principal.

Es fácil:

Lavo un atado de acelga, la hiervo.
Salteo una cebolla, medio morrón, uno o dos ajitos, media zanahoria. Agrego la acelga hervida, escurrida y cortada chiquita. Apago el fuego enseguida, y agrego un huevo para ligar. Un poco de queso rallado, sal y pimienta.
Mientras, puse una tapa en una pizzera en el horno, para que se cocine apenas. Sobre ella pongo la mezcla de acelga, tres huevos duros cortados en rodajas, queso fresco también en rodajas, y si tengo, fetas de jamón. Tapo con el otro disco de pasta, y al horno.

Esos ingredientes son para tapas chicas, que estiro bien y coloco en una pizzera mediana. Para una grande (y si viene Ernesto a comer tiene que ser en esa), la cantidad de acelga se duplica (dos atados), los huevos son 4 o 5.

Y, por supuesto, si no hay acelga, se puede hacer con espinaca, o con kale, una verdura muy rica que me vino una vez en un bolsón de verdura orgánica. Y si no hay cebolla común puede ser de verdeo, también.

Ahora, si el invitado es #Hijo, los ingredientes NO PUEDEN VARIAR. Recuerdo una noche, él tendría menos de 10 años, y yo había comprado acelga de paquete, congelada, supongo que porque estaba apurada. La cociné sin dar aviso previo. El tipito la probó y dijo: "¿esta es la acelga de siempre?".
Debí confesar.
Digan cosas horribles de mí, me nefrega!












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