Es nuestro último día en Roma. Ya la empiezo a extrañar. Tomo muchas fotos: el lugarcito, enfrente de la casa donde dormimos, en la que le chupé wifi a la peluquería que generosamente me lo prestó el primer día que llegamos. El tiramisú que compramos en un lugarcito cerca de Piazza Spagna. La cicoria (achicoria) que compré en el supermercado cerca del departamento, salteada con ajo y oliva, en pan con limón, tal como me la hacía mi padre cuando era chica.
Y muchas, muchas fotos, en el "cementerio protestante", donde fuimos a visitar la tumba de Antonio Gramsci, y en el Mausoleo de las Fosas Ardeatinas, en el que hay 335 víctimas de una masacre cometida por las fuerzas de ocupación nazis durante la segunda guerra mundial: https://www.cipdh.gob.ar/memorias-situadas/lugar-de-memoria/mausoleo-de-las-fosas-ardeatinas/
Como cada cosa que hicimos durante nuestro viaje, tardamos bastante en llegar, preguntamos una y otra vez, todo porque andábamos sin datos y con poco wifi, y eso, finalmente, mejoró nuestros recorridos. La gente fue super amable, yo ejercité mi poco italiano, y probablemente caminamos de más pero también descubrimos más. El último día en Roma terminó comiendo en casa unas pastas con aceite de oliva y quesito romano, y de postre, el tiramisú. ¿Qué mejor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario