Los viajes también permiten llevar y traer cosas. El lunes 3 de junio, antes de salir a pasear, llegó Mateo a casa de Graciela a buscar unos remedios que su papá Fernando me había pedido que le lleve.
Después salimos a pasear: el Arco del Triunfo, el parque de la Ciudadela, la Estación Franca, el Mercado de la Boquería, un poco de modernisme catalá, chocolates deliciosos, y al final de la tarde, a tapear al Tibidabo con mi amiga.
Y, por todos lados, los bancos que amo porque son lindos, cómodos y amables. Son para mí una demostración de lo que puede hacerse en el espacio público para que las personas de toda edad y nivel social puedan disfrutar sin pagar un peso. Sentarse, descansar, leer, refrescarse, besarse, conversar, amamantar, pelear, amarse.
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